Cuando un deportista realiza un esfuerzo en régimen constante (por ejemplo, corre, pedalea o nada a intensidad uniforme), la energía utilizada por sus músculos deriva toda de la combinación del oxígeno con los azúcares o también con las grasas.
El mecanismo de producción de la energía que está en la base de estas combinaciones, oxígeno más azúcares, o también oxígeno más grasas, se llama “aeróbico”.
El oxígeno es el ingrediente vital que permite transformar el alimento en una fuente de energía utilizada por el músculo y es imposible sin su empleo desarrollar ejercicio físico por prolongados periodos de tiempo.
El sistema aeróbico participa como fuente energética de forma predominante alrededor de los 2 minutos de ejercicio, siendo la vía energética de mayor rentabilidad y con productos finales que no producen fatiga. Es la vía metabólica más importante en ejercicios de larga duración, como es el caso de carreras de larga duración, en las que se destacan; la maratón, el ultra fondo y las carreras ciclistas donde predominan las vueltas con varias etapas o incluso una.